domingo, 29 de noviembre de 2009

Memorias que no quisiera tener que recordar

Hoy caminé con mi hermano buscando un colegio cede de rendición de una prueba muy importante en Chile. Era un colegio que no lleva construido más de un año y trajo mucha gente a la comuna. Sabía que existía, conocía el sector, pero no sabía como llegar ahí.

Almorzamos, dejamos los platos sobre la mesa y nos dispusimos a salir en búsqueda del dichoso Colegio. Pasamos por nuestra archiconocida población, con perros callejeros, gente con cara de fatiga, con cara de años de trabajo sobre el cuerpo. Las calles llenas de tierra, pero casi despavimentadas por el paso de los camiones y buses. Mirando el suelo, no por vergüenza de nada, solo por temor a tropezar o pisar excremento de los perros, los mismos que nos miraban creyendo que les daríamos alimento en lugar de sus descuidados dueños.

Sabíamos que probablemente caminaríamos mucho, asi que aunque era medianamente lejos preferimos tomar un micro colectivo hasta la carretera. Hicimos parar el bus, al subir y mostrar nuestros pases escolares sentimos todo el rechazo del chofer que esperaba recibir tarifa completa seguramente. También tuvimos que mirarlo más tiempo nosotros para que nos diera el vuelto que correspondía y no se adueñara de los míseros diez pesos que nos debía dar. A los cinco minutos bajamos y comenzamos la proeza, veíamos el colegio. Sin embargo decidimos dar vuelta por una población para llegar porque creíamos que no había paso directo…. A la hora de ir a casa veríamos nuestra equivocación.

Caminamos por treinta minutos buscando un acceso. Conocimos villas que no teníamos idea existían, era como estar en EEUU. Todas las calles pavimentadas sin un poco de basura hasta lo que permitía ver el Sol. Por todos lados había un césped impecable, de un verde vivo como el solo. Las casas eran de hasta tres pisos de un material macizo que imponía respeto, pese a todo, no iba ser lo más impresionante para nosotros.

 
 

Luego de andar por casas que nos soñamos y ver tanto auto último modelo llegamos al famoso colegio, perfectamente podría ser un instituto profesional o una universidad privada lo que teníamos ante nuestros ojos, pero no; no era más que un colegio, destinado para niños y adolescentes que jamás serían capaces de comprender lo distinta a la realidad común que eran sus vidas. Solo buscábamos la entrada, la hallamos y fue imposible no quedarnos a deambular por las instalaciones.

 
 

El acceso principal estaba bloqueado, por lo que caminamos toda una manzana hasta llegar al otro extremo del Colegio. Llegamos a un casino al parecer; y, a un gimnasio gigante, digno de la NBA, con tableros de lujo un piso ideal espacioso, daba la impresión que las porristas aparecerían en cualquier momento por alguna de las entradas…

Vimos tanta realidad distinta a la que acostumbrábamos a ver y vivir que sin decirnos nada nos miramos y sabíamos lo que eso había hecho en nuestro interiror. Mi hno al rato dijo "¿y dónde está la igualdad?, Jo". No pude evitar reconocer que me parecía casi una burla tanta diferencia, pensar que a menos de 5 cuadras de ese lugar hay otra realidad social tan diferente…

Parece que se progresa, pero no todos tienen derecho a vivir de ese progreso, y el progreso no llega a todos…. Lástima.




Si no me creen http://www.arqchile.cl/publicacion_san_ignacio.htm